Antes de nada quiero dejar claro que los bebés saben dormir. Parece una afirmación lógica, pero en los últimos tres años (desde que esperaba a mi primer hijo) no he parado de escuchar frases que hacen referencia a cuándo aprenderá a dormir un bebé de diferentes meses o años.
Los bebés duermen en el útero de su madre y por supuesto lo hacen una vez han nacido, al igual que respirar o comer. De hecho es una actividad que ocupa la gran parte de su tiempo los primeros meses de vida. Para ser más exactos los bebés recién nacido duermen entre 14 (los más despiertos) y 20 horas al día (los más dormilones).
¿Entonces por qué nos quejamos los padres de que los bebés/niños no duermen? La respuesta es sencilla: porque no duermen como nosotros. El sueño de los bebés y el de los adultos es muy diferente. El bebé tiene que pasar por un proceso evolutivo físico y emocional hasta adquirir un patrón de sueño similar al del adulto. ¿Y cuándo ocurre esto? Pues alrededor de los 6 años.
No te alarmes. Has leído bien. Hasta los 6 años un niño pasa por diferentes periodos en los que el sueño puede tener fases largas y cortas, con multiples despertares y algún que otro «problema» como son los terrores nocturnos.
Para entender mejor por qué los bebés duermen de manera tan diferente a los padres empezaré por hacer una repaso a las diferentes fases del sueño de un adulto sano sin ningún tipo de trastorno del sueño. Aunque las conocía hace tiempo, a mi me ayudó mucho recordar que no dormimos toda la noche con la misma intensidad y que al igual que los bebés nos despertamos varias veces, a pesar de no recordar nada cuando nos levantamos por la mañana.
Los adultos durante la noche tenemos momentos de sueño más superficial frente a otros de sueño más profundo y vamos cambiando de uno a otro varias veces durante todo el tiempo que dormimos.
Durante el sueño tenemos diferentes ciclos que duran aproximadamente unos 90 – 120 minutos, a diferencia de los bebés que su ciclo suele durar unos 50 minutos. Al terminar cada ciclo o incluso dentro de cada ciclo se dan despertares, entre 6 y 10 durante toda la noche. Cada persona tiene una duración estable de cada ciclo; en cambio no pasa lo mismo con las fases del sueño en cada ciclo.
Ciclos del sueño
En un ciclo se distinguen 2 estados:
- El sueño tranquilo: también llamadado sueño no-REM o sueño lento. Es durante este estado que nuestro cuerpo descansa y «recargamos pilas». Consta de varias fases:
- Fase I: es un estado de adormecimiento. La sensación es de relajación y si nos despiertan creemos que no nos hemos dormido, aunque nos cuesta recordar que ha sucedido en ese tiempo.
- Fase II: es un sueño ligero. Nos dormimos pero cualquier ruido o movimiento nos despierta. Entre la fase I y II los adultos sumamos el 50% de nuestro sueño total.
- Fase III: es una fase de transición entre la fase II y III, cada vez estamos más relajados y el sueño se vuelve más profundo.
- Fase IV: en esta fase todo nuestro cuerpo está «ralentizado», nuestros latidos y respiración se acompasan y la mente está profundamente dormida.
- Sueño REM: también llamado sueño paradójico o sueño activo. En este estado tendrán lugar los sueños. Nuestra mente está muy activa (si observamos a una persona durante el sueño REM podremos ver como sus ojos se mueven bajo los párpados), mientras que nuestro cuerpo está totalmente relajado. Es en este momento del sueño en le que se instalan nuevos aprendizajes y se superan situaciones de angustia.
¿Y qué pasa con los bebés? ¿Cómo son sus ciclos del sueño?
Hay que diferenciar 3 grandes periodos en el sueño de un bebé, sin olvidar nunca que es un proceso evolutivo y cada niño tiene su ritmo, no todos alcanzamos el dominio de las fases del sueño al mismo tiempo y por supuesto no todos los niños presentan las mimas dificultades.
Antes de nacer:
El sueño prenatal o el sueño del bebé en el útero de la madre es muy parecido al de un recién nacido. Es totalmente independiente al descanso o sueño de la madre y se registran dos patrones: sueño activo y sueño tranquilo.
El sueño activo es el que con el tiempo llegará a convertirse en sueño REM y es el primero en aparecer entre el quinto y sexto mes de embarazo.
El sueño tranquilo (que en el adulto se convertirá en las fases I, II, II I y IV) aparece más tarde a apartir del séptimo més de embarazo.
Etapa de construcción:
El sueño en los bebés de 0 a 3 meses es bifásico. Tan solo tiene dos fases, como el prenatal: sueño REM y sueño tranquilo, de una duración de entre 50 – 60 minutos. Esto facilita que el bebé se despierte con frecuencia para comer (no debemos olvidar que el estómago de un bebé es pequeño y por lo tanto no puede ingerir gran cantidad de leche). Un bebé necesita comer entre 8 y 12 veces al día aproximadamente para evitar hipoglucemias, además de mantener con esta constancia de succión la producción de leche de la madre.
En este periodo el sueño es ultradiano y polisecuencial. No se diferencia la noche del día y se repite el ciclo a lo largo del día sin tener en cuenta que los adultos somos unisecuenciales (solo dormimos una vez al día).
Durante los primeros meses de vida el mayor porcentaje de sueño es en fase REM. Los bebés están muy poco tiempo despiertos y necesitan integrar nuevas habilidades y aprendizajes, esta fase les ayuda a desarrollar su mente durante el sueño. Además el inicio del sueño puede ser directamente en la fase REM. Esto se debe porque a diferencia del adulto, el bebé necesita reorganizar su cerebro, la memoria y el proceso de aprendizaje más que descansar el cuerpo (algo que ocurre en la fase no-REM).
El sueño en los bebés de 4 a 7 meses empieza a parecerse más al del adulto, al menos en el desarrollo y adquisición de las diferentes fases. Los bebés distinguen entre el día y la noche, a partir de los 7 meses se puede observar cómo las horas de sueño se han reducido a 10 – 15 en total, repartidas en 2 o 3 siestas durante el día y un descanso nocturno con menor actividad. Además no solo dispondrá de todas las fases del sueño sino que podrá unirlas con más facilidad y hacer tiradas con más de un ciclo. Aunque esto parece una ventaja los despertares son muy frecuentes y el bebé no tiene aún ninguna habilidad para dormirse durante esos despertares, así que a pesar de necesitar comer con menos frecuencia puede que se despierte las mismas o más veces por la noche que antes.
Otro inconveniente de la aparición de las nuevas fases es que el bebé debe adaptarse a ellas, acostumbrarse a un descanso diferente y esto hace que el sueño se vuelva inestable. Recuerda que hemos dicho que el bebé de 0 a 3 meses se puede dormir directamente en la fase REM. Esto hace que dé igual lo que suceda a su alrededor, seguirá dormido, en cambio cuando el bebé se encuentra en la fase I o II un mínimo ruido o cambio de posición puede despertarlo.
Etapa de maduración:
El sueño entre los 8 meses y 2 años se caracteriza por ser una etapa crítica para todos los bebés. Son muchos los cambios a los que se enfrenta un niño tan pequeño: introducción de la alimentación, control de esfínteres, deambulación, reconocimiento del yo,… En definitiva se inicia el camino hacia la autonomía. Y este proceso la gran mayoría de veces se acompaña de angustia por separación. Podemos encontrarnos ante niños muy autónomos durante el día, que son capaces de realizar gran parte de las actividades de la vida diaria sin tener a sus padres al lado, pero que cuando llega la noche temen quedarse dormidos por estar solos. De ahí que necesiten la compañía de uno de los dos padres para conciliar el sueño. A medida que el niño gane seguridad en si mismo esta necesidad de «contacto» durante el sueño también disminuirá.
Los despertares y el sueño inquieto siguen apareciendo en este periodo como algo muy habitual. El proceso de dormir y despertar en estas edades es muy frágil, como también lo son la capacidad de dominar la ansiedad y la maduración del niño.
Lo más importante en esta etapa es saber que es totalmente normal que los niños no duerman de un tirón toda la noche, que los despertares sobre todo en la segunda parte de la noche son parte del proceso evolutivo del sueño e intentar forzar a que un niño duerma sin interrupciones u obviar sus necesidades (de contacto o compañía) puede empeorar y alargar la situación. Los despertares nocturnos suelen desaparecer alrededor de los 5 años.
No será hasta los 5-6 años que un niño tendrá un sueño bastante parecido al adulto. Un único periodo nocturno, sin siestas y de una duración de entre 8 – 10 horas. A medida que el niño crece dominará la técnica de volverse a dormir durante los despertares nocturnos.
Así que recuerda dormir es un proceso evolutivo que se va adaptando a las necesidades del ser humano. Un recién nacido no duerme igual que un niño, ni éste igual que un adulto; ni un adulto igual que un anciano, porque cada edad reclama unas necesidades diferentes.
Tener información sobre lo que es normal te ayudará a entender mejor cada nueva situación a la que te enfrentes con tu bebé. El sueño es una de las grandes preocupaciones para los padres, ya que a medida que crece un niño el sueño en la madre/padre se van acumulando y muchas veces no vemos el final de noches en vela o con múltiples despertares. A pesar de que el sueño es un proceso evolutivo si tienes dudas sobre las horas que descansa tu bebé u observas cambios en su comportamiento que pueden tener relación con un mal descanso consulta con tu pediatra ya que en la infancia también existen trastornos del sueño que deben ser tratados.
board dice
A los 6 meses ya tienen establecidas casi todas las fases, pero aъn les cuesta pasar de una fase a otra. Estбn ensayando y por eso hay tantos bebes que suelen incrementar los despertares de los 6 meses en adelante.