Los resfriados, catarros o infecciones respiratorias son la principal causa de consulta en los centros de salud en la época de invierno.
Los bebés son frágiles y vulnerables ante los virus que llegan con el frío. Esto se debe a su inmadurez pulmonar y dificultad para expulsar los mocos. Además lo que para un adulto puede quedarse en un simple resfriado con tos y molestias en la garganta, en ellos se puede transformar en un grave problema respiratorio.
La temporada de auge de estos episodios respiratorios empieza con la llegada del frío en otoño y se mantiene durante todo el invierno.
En los lactantes menores de 2 años el primer episodio de sibilancias con dificultad respiratoria y acompañado de síntomas catarrales se le denomina Bronquiolitis.
¿Qué es la bronquiolitis?
La bronquiolitis es una enfermedad de las vías respiratorias bajas producida por un virus. Su inicio es similar al de un catarro (rinitis, tos y estornudos) de unos 2-3 días de evolución que se transforma de manera abrupta en un cuadro de dificultad respiratoria.
La bronquiolitis se caracteriza por la inflamación y acumulación de secreciones (moco) en los bronquiolos (ramificación última de los bronquios y su parte más pequeña). Esto produce una obstrucción que dificulta la entrada y salida de aire, así como un correcto intercambio de gases (llega menos oxigeno a la sangre).
La duración media de un proceso de bronquiolitis es entre 8-10 días (4-5 de subida y 4-5 de bajada).
El pico de edad en el que se produce mayor afectación es entre los 2 y 6 meses de edad.
Los virus que causan la bronquiolitis son:
- Virus Respiratorio Sincitial (VRS): es el más frecuente.
- Rinhovirus.
- Enterovirus.
- Adenovirus.
- Metapenumovirus.
- Influenzae.
- Parainfluenza
- Bocavirus.
Este tipo de virus no tienen un tratamiento específico, son autolimitantes y se curan solos. Tanto los cuidados que se le ofrezcan al bebé como el tratamiento farmacológico está encaminado a aliviar los síntomas y mejorar su confort.
El diagnóstico de la bronquiolitis se hace a través de la clínica que presenta el bebé.
- Aumento de la frecuencia respiratoria: respiración agitada y rápida.
- Presencia de tiraje (subcosal, intercostal, supraesternal, xifoideo): cuando el bebé respira se hunden las costillas, el abdomen sube y baja rápido, aparece un hueco justo donde se unen las dos clavículas.
- Presencia de aleteo nasal: las fosas nasales se abren con cada inspiración de manera exagerada.
- Aumento de la frecuencia cardíaca: el corazón late más deprisa de lo normal.
- Niveles de saturación de hemoglobina inferiores a 92%: esto nos indica que hay una falta de oxígeno en la sangre (lo normal en un niño sano es entre 95-100%).
- Auscultación alterada: presencia de sibilancias y/o crepitantes (cuando se escucha la respiración a través del fonendoscopio los ruidos respiratorios son anormales).
No está indicado hacer un analítica o radiografía de tórax, a no ser que haya más sintomatología o un empeoramiento del bebé una vez diagnosticado.
Se puede solicitar un aspirado nasofaríngeo para discernir qué virus está causando la bronquiolitis.
Aunque cualquier bebé puede padecer una bronquilitis (cada año se diagnostican un 33% de los lactantes) existen factores de riesgo que predisponen a desarrollar una infección de vías respiratorias bajas:
- Prematuridad: cualquier bebé nacido antes de la semana 35 debido a su inmadurez pulmonar.
- Padecer una cardiopatía: los bebés que sufren una enfermedad del corazón.
- Padecer una neumopatía: los bebés que ya tienen una enfermedad pulmonar de base.
- Padecer una inmunodeficiencia: los bebés que su sistema inmunológico no funciona correctamente.
- Bebés sanos menores de 4-6 semanas e incluso hasta las 12 semanas de vida.
A pesar que un número elevado de bebés cursaran este tipo de episodio en casa, entre el 7 y el 14% de los bebés con bronquiolitis precisará un ingreso hospitalario para control y manejo de los síntomas.
No existe una escala validada de valoración homogénea de la bronquiolitis, pero sí criterios de gravedad que indican la necesidad de ser trasladado a un hospital.
Cuidados básicos del bebé con bronquiolitis
Los cuidados de un bebé con bronquiolitis se centran en mantenerlo lo más confortable posible y aumentar su sensación de seguridad.
Los bebés cuando están enfermos necesitan el contacto casi permanente de sus padres. El calor de unos brazos y la seguridad de tener la certeza de no encontrarse solo le ayuda a descansar mejor, lo que se traduce en no tener que estar en alerta permanente. Aunque nos parezca mentira los bebés saben que son dependientes de otra persona para cubrir sus necesidades. Si no tienen que reclamar la presencia de la madre/padre/cuidador su tranquilidad aumenta y se recuperan con mayor rapidez.
Una buena limpieza de la vía aérea ayuda al bebé a respirar mejor, poder comer y descansar. Los aspirados de secreciones deben realizarse antes de cada toma, de cada tratamiento inhalado o nebulizado, cuando se escuchen ruidos de secreciones en la nariz o se observe un aumento del distrés. Para favorecer la respiración y liberar la vía aérea se recomienda elevar el cabezal de la cuna o cama 45º.
Si tu bebé toma lactancia materna ofrécele con frecuencia el pecho, pero no fuerces las tomas, es importante mantener una buena ingesta pero sin que ello empeore la respiración. Si tu bebé toma biberón lo mismo que con el pecho, ofrécele con mayor frecuencia sin forzar. En bebés más grandes se puede completar la hidratación ofreciendo más agua o zumos naturales.
En caso de la bronquiolitis la fisioterapia está contraindicada.
Cuándo hay que llevar a un bebé con broquiolitis al hospital
Si detectas estos síntomas en tu bebé debes acudir a consulta médica:
- Rechazo del alimento o intolerancia digestiva. Los bebés respiran por la nariz la mayor parte del tiempo. Cuando se les obstruyen las fosas nasales por secreciones y tienen que respirar por la boca la coordinación succión-deglución-respirar es más compleja. Esto hace que el cansancio que ya presentan por tener que respirar más rápido para garantizar un aporte de oxigeno optimo se agudice y no quieran tomar el pecho o el biberón. Además cuando el estómago está lleno hace más presión hacia los pulmones en el abdomen y dificulta más la expansión del pulmón al respirar.
- Tos persistente que no permite el descanso nocturno o provoca vómitos haciendo que el cuadro empeore por debilidad.
- Presencia de letargia: debido al cansancio por no poder respirar bien, no poder descansar y comer correctamente los bebés pueden presentar tendencia a la somnolencia (le cuesta estar totalmente despierto). Estar más decaídos, pálidos y sudorosos.
- Respiración agitada: respira con jadeos (similar a un perrito), presencia de tiraje (si le quitamos la camiseta al bebé cuando respira vemos necesita utilizar toda la musculatura del tórax y abdomen para respirar, porque su pulmón solo no puede), aleteo nasal y presencia de quejido (como un lamento constante).
- Cianosis: cuando el oxígeno que llega a los pulmones no es suficiente la coloración de las mucosas, las uñas y la zona de la boca se ponen de color azul-morado.
Tratamientos para manejo de los síntomas en la bronquiolitis
Cuando los bebés requieren ingreso en un hospital por bronquiolitis los tratamientos que se pueden administrar son:
Oxigenoterapia
Es el pilar más importante del tratamiento y el único que a través de los años se ha consolidado como efectivo en la bronquiolitis. Se administra en aquellos bebés que presentan hipoxia (niveles bajos de oxigeno = saturación hemoglobina <92%) en alto flujo (de manera continua, caliente y húmedo).
En el caso de que el bebé presente empeoramiento de la dificultad respiratoria, descenso significativo de la saturación a pesar de tener oxigeno o apneas (pausas respiratorias) se valorará su ingreso en UCIP (unidad de cuidados intensivos pediátricos) para ventilación asistida.
Broncodilatadores
Los últimos estudios demuestran que tanto el salbutamol (Ventolin) como el Bromuro de Ipatripio no son efectivos en las bronquiolitis y no mejoran la sintomatología.
La adrenalina nebulizada se utiliza para accesos de tos con buena respuesta en algunos casos.
El suero hipertónico al 3% se utiliza para fluidificar las secreciones y mejorar la entrada y salida de aire.
No se recomienda el uso de mucolíticos, antiestamínicos, corticoides ni antibióticos (excepto en el caso de que exista una sobre infección bacteriana).
¿Se puede prevenir la bronquiolitis?
Existe un anticuerpo monoclonal producido por tecnología de ADN recombinante el Palivizumab que se administra a pacientes con un alto grado de vulnerabilidad ante el contagio del VRS. Este disminuye hasta en un 55% el riego de hospitalización por la bronquiolitis.
El Palivizumab se administra de manera mensual durante la estación del VRS (de octrubre a marzo) mediante una inyección intramuscular.
Está indicado el Palivizumab en:
- Niños < de 2 años con broncodisplasia pulmonar que han necesitado tratamiento 6 meses antes de la estación del VRS.
- Niños <2 años con cardiopatías congénitas con alteración hemodinámica significativa.
- Niños prematuros nacidos antes de las 28’6 semanas de gestación (SG) que tengan menos de 12 meses al inicio de la estación del VRS.
- Niños prematuros nacidos entre las 29 y 32 SG que tengan menos de 6 meses al inicio de la estación del VRS.
- Niños prematuros de entre 32 y 35 SG que tengan menos de 6 meses y presenten 2 o más factores de riesgo:
- edad cronológica inferior a 10 semanas.
- ausencia de lactancia materna o que se haya mantenido menos de dos meses.
- tener al menos 1 hermano en edad escolar.
- asistir a guardería.
- antecedentes familiares de sibilancias.
- tener malformaciones aéreas o una enfermedad neuromuscular.
La lactancia materna la mejor protección
La lactancia materna protege al los bebés de infecciones de la vías respiratorias bajas, incluida la bronquiolitis.
Mantenerla más de 4 meses ofrece mayor protección contra infecciones respiratorias de vías altas y bajas.
Un bebé alimentado con lactancia materna presenta menos riesgo de tener una bronquiolitis y en el caso de padecerla menor riego de que sea grave.
Información Bitacoras.com
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