A veces dar un biberón o una papilla es complicado si tu bebé se niega a abrir la boca o decide escupirlo todo. El asunto se complica aun más cuando tienes que dar un medicamento a tu bebé y no puedes dejarlo pasar o esperar a que esté más colaborador.
Con la llegada del frío y los virus estacionales, las primeras vacunas o el brote de los dientes es posible que en algún momento debas administrar a tu bebé un tratamiento farmacológico. Hoy hablaremos sobre las diferentes vías de amdinistración de medicamentos, las más frecuentes que suelen utilizarse en pediatría, como conservarlos y sobre todo cómo dárselos a tu bebé.
Para empezar haremos un repaso sobre las diferentes vías de administración que te puede recetar el médico para dar en casa:
1. Vía oral: medicamentos que se administran por boca. En este grupo el formato que puedes encuentrar son soluciones (jarabes), comprimidos (pastillas o cápsulas) y sobres (polvo o granulado).
2. Vía rectal: medicamentos que se administran por el ano. La presentación puede ser en forma de supositorios y minilavativas.
3. Vía tópica: medicamentos que se administrar a través de la piel o el pelo. Este grupo incluye cremas, ungüentos y lociones.
4. Vía oftámica: los medicamentos que se administran en los ojos. Tienen dos presentaciones: en forma de gotas y cremas.
5. Vía ótica: los medicamentos que se administran a través de los oidos. Tienen una única presentación en gotas.
6. Vía inhalatoria: inhaladores presurizados.
Una de las principales normas que no se debe olvidar en cuanto a los bebés y los medicamentos es que nunca se debe administrar un fármaco sin que haya habido previamente una valoración o indicación de su pediatra o enfermera.
La dosis de fármacos en pediatría se calcula por el peso del bebé
Los tratamientos siempre son individuales para cada bebé y lo que le sirve a uno es posible que no le valga a otro, incluso diagnosticado de lo mismo (hay que tener en cuenta alérgias o intolerancias). Además las dosis de los fármacos se calculan en pediatria por el peso del bebé. De no ser la dosis correcta podría darse una intoxicación por exceso de medicamento o no conseguir el efecto deseado por defecto.
Es importante que cuando adquieras un medicamento antes de salir de la farmacia compruebes que corresponde con la receta que te han dado. A diferencia de los adultos que se utilizan dosis estándares (ej: 1 comprimido cada 8 horas) en los bebés todo se calcula de manera exacta y se pueden encontrar diferentes presentaciones de un mismo fármaco (ej: ibuprofeno concentración al 2%= 2ml e ibuprofeno al 4%=1ml). Además comprueba que adquieres suficiente producto para todo el tratamiento, sobre todo con los jarabes que suelen haber de diferente tamaño (no es lo mismo tener que darle 1ml que 5ml a tu bebé y que el frasco sea de 50ml o 100ml).
No acumules medicación en casa de tratamientos anteriores
En casa debes disponer de un botiquin básico para poder tratar algunos síntomas como la fiebre con antitérmicos (recuerda que previamente tu pediatra deberá indicarte la dosis que debes dar). Es recomendable que al finalizar un tratamiento específico (por ejemplo con antibiótico) te deshagas él y lo lleves a la farmacia para reciclarlo en los puntos Sigre. De esta manera evitarás administrar por equivocación un medicamento o que cuando lo necesites esté caducado.
Cómo preparar la medicación oral
A veces parece que tengas que hacer clases de alquímia, ya que los jarabes de antibióticos para bebés normalmente vienen en polvo o debes diluir en agua la medicación si se trata de una pastilla (que evidentemente tu bebé no podrá tragar). A continuación hablaremos de como preparar cada producto:
1. Jarabes en polvo: suelen venir en un envase de cristal o vidrio con tapón de seguridad y acompañado de una jeringilla, cucharilla o vasito para administrar la dosis pautada. Los pasos a seguir son:
– Agita el fraso o da pequeños golpes para asegurar que el polvo se despega de las paredes.
– Añade un poco de agua (del grifo o embotellada) en el caso de que el frasco tenga una marca (puede ser una línea, una flecha o un relieve) o la mitad del medidor que acompañe al frasco (por ej: jeringa) y agita bien.
– Cuando tengas una mezcla homogénea (el polvo se haya disuelto del todo) añade agua hasta la marca del frasco o la mitad restante del medidor.
– Vuelve a agitar bien. A partir de ese momento el jarabe está listo para dárselo a tu bebé.
– Es recomendable que siempre utilices una jeringuilla para administrar la medicación, será más fácil de manejar y habrá menos posibilidades de que tu bebé lo derrame.
2. Sobres de polvo o granulado:
– Vierte el contenido del sobre en un vaso.
– Añade poca cantidad de agua (puedes empezar por 2ml e ir añadiendo poco a poco más si queda una solución muy espesa).
– Agita bien hasta que quede bien diluido. No debe observarse ningún poso en el fondo.
– Al igual que en el caso de los jarabes es recomendable que una vez preparado utilices una jeringuilla para adminsitrar la medicación.
3. Comprimidos:
Será una excepción porque la gran mayoría de medicaciones para niños se presentan en jarabe y a veces incluso en la farmacia te podrían hacer una fórmula magistral si el tratamiento es de larga duración y te cuesta mucho dárselo. Aún así, si de manera puntual debes administrar comprimidos o cápsulas a tu bebé:
En el caso de las pastillas hay dos formas:
– Si es porosa: colócala en una cuchara sopera con un poco de agua y espera a que se disuelva (dependiendo del tamaño tardará más), cuando no se vean posos con una jeringuilla coge todo el líquido y dáselo a tu bebé.
– Si es lisa: aplástala con dos cucharas soperas y añade un poco de agua, espera a que se disuelva y al igual que antes dásela a tu bebé con una jeringuilla.
En el caso de las cápsulas:
– Abre la cápsula y vierte el polvo o los granulitos que contiene en una cuchara.
– Si se trata de polvo añade un poco de agua para diluirlo, coge el líquido con una jeringuilla y dáselo a tu bebé.
– Si se trata de granulitos no se disolverán en agua y deberás dárselos directamente con la cuchcara a tu bebé y esperar a que los trague con su propia saliva o dándole un poco de agua (con jeringa, biberón o vasito, lo que os sea más cómodo).
Lee siempre el envase para conservar de manera óptima los medicamentos
Los medicamentos deben conservarse en lugares secos, frescos (menos de 25ºC), protegidos de la luz y por supuesto fuera del alcance de los más pequeños. En caso de necesitar guardarse en nevera -como es el caso de algunos jarabes, gotas o supositorios- (siempre lo encontrarás especificado en el envase) la recomendación es colocarlo en la puerta (ya que es el lugar menos frío) dentro de un tupper para evitar el contacto con los alimentos.
Una vez preparada la medicación llega el momento más delicado: dárselo a tu bebé y que este lo tome sin problemas. Hay algunos consejos que pueden ser de utilidad para lograrlo con éxito.
En el caso de la medicación oral, independientemente del formato, el problema que se da con más frecuencia es que tu bebé lo escupa o en el peor de los casos lo vomite.
Para evitar que esto ocurra es importante que intentes dárselo cuando esté tranquilo. A ser posible sin forzar y evitar usar técnicas «agresivas» que a todos nos han hecho de pequeños (como tapar la nariz para forzar que abra la boca).
Por pequeño que sea tu bebé explícale siempre lo que vas a hacer
Aunque en un principio colocar a tu bebé boca arriba puede parecer la mejor opción para darle la medicación, piensa que cuando cae el líquido en la boca en esta posición lo hace directamente sobre la campanilla (a veces de una manera abrupta si damos la medicación con jeringuilla) lo que puede provocar náuseas en tu bebé e incluso que vomite. Es mejor cogerlo en brazos semiincorporado y dejar caer poco a poco el medicamento por un lado de la boca (entre la mejilla y la encía) para facilitar que tu bebé lo pueda tragar sin dificultad y poco a poco.
En el caso de administrar comprimidos el sabor en muchos casos es desagrable, por lo que puedes diluirlo con un poco de zumo natural o leche (materna o de fórmula si tu bebé tiene menos de un año) para disfrazar el mal gusto. Es importante que no añadas medicación al biberón, nunca sabes si tu bebé se terminará toda la leche y en ese caso no tomaría la dosis completa que le toca.
Si tras haber administrado correctamente la medicación a tu bebé al cabo de un rato vomita, se puede repetir la dosis de medicación si el vómito se produce antes de 20 minutos. En el caso de que el vómito fuera posterior a esos 20 minutos debes valorar su contenido (si se observan restos de medicamento). Si el medicamento administrado es cada 24h y se observan restos es preferible repetir la toma para evitar una pérdida de dosis, en cambio si se administra cada 6-8h sería suficiente con que se adelantara un poco la siguiente toma.
Cuando inicies un tratamiento que debe darse varias veces a lo largo del día -cada 6 u 8 horas- ten en cuenta cuándo aministras la primera dosis. A veces es preferible retrasarla un par de horas a pasar los siguientes 7 días interrumpiendo el descanso nocturno de tu bebé.
La medicación rectal (muy utilizada cuando la vía oral no es efectiva, normalmente por vómitos) el problema que presenta es similar, que tu bebé expulse el supositorio o microlavativa antes de ser absorvida.
Para colocar correctamente un supositorio, este se debe introducir por la parte roma o plana, para que una vez introducido el esfínter anal haga presión sobre la parte en punta y lo introduzca hacia el recto.
La posición más cómoda para hacerlo es la misma que cuando le cambias el pañal a tu bebé. Además, una vez introducido es recomendable mantener las piernas estiradas con las nalgas juntas, para evitar que haga fuerza y lo expulse. Para facilitar que el supositorio no te resbale en los dedos sujétalo con una gasa.
Si no tuvieras supositorios de la cantidad que necesitas (por ej: paracetamol de 100mg) y sí tienes de más dosis debes saber que NO lo puedes cortar por la mitad o en trozos. La distribución de medicación a lo largo del supositorio no es igual, con lo que podrías estar poniendo un trozo con demasiada o ninguna cantidad de fármaco.
Para las microlavativas o medicación líquida con cánula debes introducir el aplicador lubricado con cuidado sin forzar. Si encuentras alguna resistencia es preferible retirar y volver a introducir. Apretar el envase hasta que quede plano (sin contenido) y esperar con el envase apretado unos segundos antes de retirar poco a poco el aplicador, para facilitar la contracción del esfínter anal y evitar la salida del medicamento.
Las gotas frías en oídos son molestas e incluso dolorosas
En el caso de medicación en gotas en ojos y oídos debes tener en cuenta que no estén muy frías (muchos de estos medicamentos se conservan en nevera) porque la sensación de que algo muy frío cae en el oído puede ser muy molesto y doloroso. Puedes calentar la medicación unos segundos entre tus manos antes de administrarla.
Cuando apliques gotas en los oídos tumba a tu bebé de lado y espera unos segundos antes de incorporarlo para evitar que salgan antes de ser absorvidas.
Si el tratamiento para los ojos en vez de gotas es en pomada la forma correcta de administrarla es de fuera hacia el lagrimal. En muchos casos no es necesario que se introduzca dentro del ojo como las gotas sino que puede aplicarse sobre las pestañas y con el propio parpadeo poco a poco se irá introduciendo.
Antes de aplicar la siguiente dosis de crema o gotas en los ojos es recomendable que los laves con gasas impregnadas en suero fisiológico para eliminar posibles restos de la dosis anterior.
Para la medicación tópica lo más importante es evitar que tu bebé toque la zona donde has aplicado la crema, loción o ungüento con las manos y se las lleve a la boca hasta que no se haya absorvido totalmente. Es preferible que lo apliques después del baño en los tratamientos cada 24h y si es con mayor frecuencia limpies la zona antes de la aplicación del medicamento.
Los tratamientos por vía inhalatoria son complejos, tanto en la administración como en el mantenimiento del aparataje, por lo que lo trataremos más adelante con detalle con otra entrada.
Esperamos que sean poquitas las veces que tu bebé esté malito y que no tengas que administrar mucha medicación y que hayas encontrado útil e interesante este post. A pesar de haber intentado hacer un artículo completo, siempre que te quede alguna duda podrás consultarla con tu pediatra o enfermera.
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