La infertilidad femenina define la incapacidad de una mujer para quedar embarazada o llevar a termino un embarazo, tras haber sufrido tres abortos consecutivos o de repetición.
Las causas de esta infertilidad pueden ser hormonales, físicas o factores externos (como el estilo de vida o el medio ambiente).
En las últimas décadas se ha observado que los problemas de reproducción en las mujeres han aumentado debido al retraso de la edad en la que se desean tener hijos.
A los 40 años las posibilidades de éxito para concebir y llevar a término un embarazo son del 50% en comparación con mujeres más jóvenes.
Se debe realizar un estudio completo de todos los posibles factores que pueden estar afectando a la salud reproductiva de una pareja que lleve más de un año manteniendo relaciones sexuales sin ningún método anticonceptivo y no haya logrado un embarazo.
El 40% de las parejas que presentan problemas de fertilidad tienen una causa mixta, es decir, tienen problemas tanto el hombre como la mujer y la solución pasa por tratar a ambos. Es por ello que no debe hacerse un reconocimiento a uno de los miembros de la pareja de manera aislada, sino combinada.
La infertilidad femenina puede deberse a un factor ovulatorio, ectópico o peritoneal, uterino, cérvico o vaginal.
Infertilidad y estadísticas
El 30% de las mujeres que tienen problemas de fertilidad están relacionados con el factor ovulatorio, que incluye el desarrollo, la maduración y expulsión del óvulo.
Los estudios realizados revelan que aproximadamente el 50% de las mujeres con problemas de fertilidad tienen comprometida la anatomía del aparato genital, que está relacionado con la integridad de la cavidad uterina, de las trompas de falopio o del peritoneo.
En un 16% de los casos existen trastornos en el moco cervical de la mujer, lo que afecta al transporte y supervivencia de los espermatozoides una vez están en la vagina.
Además hay un pequeño porcentaje de mujeres que presentan una infertilidad relacionada con problemas inmunológicos y genéticos.
Por último en un 15% de las parejas que no pueden conseguir un embarazo con éxito las causas se desconocen y los resultados de las pruebas son totalmente normales.
Causas de infertilidad femenina que dificultan que puedas quedar embarazada:
Factor ovulatorio
Anovulación:
Sucede cuando los procesos de maduración del óvulo y ruptura del folículo que lo contiene están alterados. Esto impide que el óvulo sea liberado. La anovulación puede estar relacionada con:
- Insuficiencia ovárica primaria (IOP): ocurre cuando los ovarios dejan de funcionar antes de los 40 años. En la mayoría de los casos se desconocerse la causa, pero hay procesos autoinmunes y la exposición a ciertos tratamientos médicos como la radiación, que pueden alterar el material genético de las células favoreciendo la aparición de IOP.
- Disfunción ovárica secundaria a la regulación hormonal (gonadotrópica):
- Hiperprolactinemia: unos niveles altos de prolactina pueden alterar la secreción de hormonas gonadotropinas. Este aumento puede causarlo el estrés, traumatismos, cirugía o tumores y el consumo de ciertos medicamentos.
- Hipogonadismo hipogonadotrópico: es una afección de los ovarios que implica una producción defectuosa de hormonas, lo que se traduce en niveles bajos de estradiol, reducción de la FSH (hormona folículo estimulante) y la LH (hormona luteinizante) que afectan al ciclo menstrual. Las causas más frecuentes son por bajo peso, ejercicio en exceso o alteraciones hipofisiarias/hipotalámicas.
- Hipogonadismo hipergonadotrópico: es un fallo del propio ovario para madurar el óvulo, por lo que la hipófisis necesita generar más hormona para que se desarrollen. Se manifiesta por nivel niveles altos de la FSH y es la situación habitual en mujeres menores de 40 años con insuficiencia ovárica prematura.
- Síndrome del ovario poliquístico: se trata de una enfermedad que implica un desequilibrio hormonal (prolactina, estrógenos, andrógenos) que provoca cambios en los ciclos menstruales, así como quistes en los ovarios, impidiendo la liberación de óvulos totalmente desarrollados o maduros. Es la patología de mayor prevalencia y la causa más frecuente de anovulación.
Disfunción luteal:
Aunque es posible que haya ovulación, no puede producirse la implantación del embrión por una fase lútea inadecuada secundaria a una secreción incorrecta o deficiente de progesterona por parte del cuerpo lúteo. Cuando la secreción de hormona luteinizante es insuficiente no se produce la rotura folicular y por lo tanto no se expulsa el óvulo, lo que conlleva un inapropiado mantenimiento del cuerpo lúteo. Cuando la hormona luteinizante es excesiva se produce una asincronía en la maduración de los óvulos, clivaje del embrión y maduración endometrial.
Adhesión pélvica:
Cuando hay una lesión en la piel (habitualmente secundaria a una cirugía) se produce el tejido cicatrizal. Cuando este tejido crece en forma de bandas entre los órganos pélvicos hablamos de adhesiones pélvicas. Estas afectan a la fertilidad porque pueden hacer que los ovarios o las trompas de falopio se enganchen a otras superficies y dejar de cumplir su función o lo hagan con dificultad.
Uso de fármacos:
Algunos medicamentos como citotóxicos, neurolépticos, antidepresivos y antihipertensivos pueden afectar a los óvulos y el desarrollo de los ovocitos.
Sindrome de Turner:
Es una afección genética rara, que afecta únicamente a las mujeres y es provocada por la ausencia total o parcial de un cromosoma X. El problemas en estas mujeres es la falta de desarrollo de los caracteres sexuales primarios y secundarios, lo que provoca esterilidad.
Factor ectópico o peritoneal:
Endometriosis:
Se trata de una enfermedad benigna que consiste en el crecimiento de tejido endometrial fuera del útero. El problema es que cada mes cuando llega la menstruación este tejido también sangra sin que esta sangre pueda salir al exterior, transformándose en quistes. Si el tejido endometrial crece dentro de los ovarios puede afectar a la reserva ovárica y la calidad de los óvulos. En cambio, si el tejido endometrial crece en las trompas de falopio puede dificultar la unión entre el óvulo y el espermatozoide.
Enfermedad inflamatoria pélvica:
Es una infección del útero, el ovario o las trompas de falopio a causa de la invasión de bacterias que se encuentran en la vagina o el cuello del útero. Generalmente las bacterias que generan esta infección son la clamidia y la gonorrea (ambas enfermedades de transmisión sexual, aunque también se pueden contraer tras una procedimiento quirúrgico como una biopsia o el parto). Esta infección puede tener graves complicaciones como la cicatrización de órganos pélvicos, lo que se traduce en infertilidad o mayor riesgo de tener un embarazo ectópico.
Factor uterino
Malformación uterinas:
Aproximadamente entre el 1-3% de las mujeres tienen una malformación uterina. No siempre se ve afectada la fertilidad por tener una forma anormal del útero, pero es posible que conseguir un embarazo o llevarlo a término sea más difícil. Además los estudios demuestran una mayor relación entre úteros con malformaciones y abortos.
Las principales anomalías uterinas son:
- Útero bicorne: en vez de tener forma de pera, en el medio de la parte superior tiene una hendidura profunda, lo que limita el espacio para que un bebé crezca de manera normal.
- Útero unicorne: cuando el tejido del útero se ha desarrollado de manera inadecuada, lo que hace que su tamaño sea la mitad y sólo se disponga de una trompa de falopio, aunque haya dos ovarios.
- Útero bidéfilo o doble: en vez de tener un útero la mujer presenta dos cavidades, con dos cuellos e incluso dos vaginas. Es una anomalía muy rara y poco frecuente.
- Útero septado: en este caso el útero presenta un tabique o septo que puede dividirlo en dos partes si llega hasta el cuello del útero.
Fibromas uterino (Leiomioma o mioma):
Son tumores benignos que crecen en el interior del tejido muscular del útero. Del 20 al 50% de mujeres en edad fértil pueden tener algún fibroma uterino. Su tamaño y localización es muy variable. Los fibromas que afectan la fertilidad son los que se encuentran dentro de la cavidad uterina y los que miden más de 6 cm. ubicados dentro de la pared del útero, porque pueden:
- Cambiar la posición del cuello del útero afectando a la cantidad de espermatozoides que lo atraviesan.
- Cambiar la forma del útero y afectar a la movilidad de los espermatozoides por su interior.
- Causar obstrucción en las trompas de falopio impidiendo que se encuentren el óvulo y los espermatozoides.
- Afectar al riego sanguíneo del tejido endometrial donde se implantará el embrión, impidiendo que pueda alimentarse.
Síndrome de Asherman:
Es una enfermedad uterina adquirida, caracterizada por la formación de adherencias dentro del útero, secundarias a abortos espontáneos, legrados, infecciones uterinas o la retención de la placenta. En la gran mayoría de casos las paredes se pegan entre sí, pero también puede afectar a una pequeña porción del útero. Esto hace que la cavidad uterina sea más pequeña o estrecha y el tejido endometrial sea de peor calidad.
Factor cérvico
Estenosis cervical
Es una obertura del cuello del útero más estrecha de lo normal, causada por una conización, infecciones vaginales de repetición, cerclaje cervical (si se ha tenido amenaza de parto prematuro en embarazos anteriores) o traumatismo por algún procedimiento quirúrgico (como una biopsia). Este estrechamiento puede dificultar el paso de los espermatozoides al útero.
Mucosa cervical no receptiva:
El moco cervical debe tener unas características específicas los días fértiles. Este moco permite a los espermatozoides navegar por la vagina, atravesar el cuello del útero y llegar hasta las trompas de falopio, además de alimentarlos mientras se encuentran a la espera de fecundar al óvulo. Cuando las propiedades del moco cervical se ven alteradas por infecciones, uso prolongado de espermicidas, geles íntimos irritantes o ciertos medicamentos se vuelve poco receptivo y pierde su función.
Factor vaginal
Vaginismo:
Consiste en una contracción involuntaria de los músculos perivaginales, del tercio inferior de la vagina, impidiendo la penetración o haciéndola muy difícil. Puede tener su origen en motivos psicológicos o físicos (infecciones vaginales, disminución de estrógenos, inflamación de las glándulas de Bartholi o una mala cicatrización tras un proceso quirúrgico).
Algunos de los problemas que hemos descrito se solucionan con cirugía o medicación. En cambio hay otros que requerirán de un tratamiento de fertilidad, como puede ser la fecundación in vitro (FIV). Como siempre, lo mejor es ponerse en manos de un buen especialista que oriente a la pareja cuando esta desea tener un bebé.
Alexandra dice
Pensé que era infértil pero contrariamente a la prediccion de mi médico,quedé embarazada dos veces y naturalmente di a luz a mis hermosos hijos sanos a los 43 años.Después de años de tratar.