Supongo que no todas las mujeres se enfrentan a la maternidad con el mismo nivel de exigencia. Todo dependerá de las expectativas que previamente se haya hecho, su experiencia personal como hijas y su manera particular de enfrentarse ante los retos en la vida.
Yo he de reconocer que soy una mujer exigente de base. Exigente en todo en lo que hago, conmigo y con los que me rodean. Intento siempre dar el máximo de mi misma y no podía ser diferente a la hora de cuidar y criar a mi bebé.
El problema es que en muchas ocasiones intentar conseguir siempre que todo salga más que bien hace que la angustia que esto genera acabe con la ilusión por hacer las cosas o no permita disfrutar de hacerlas.
Como te podrás imaginar la angustia ante si lo estaré haciendo bien con mi bebé es un sentimiento al que me he enfrentado varias veces ya desde que nació. La incertidumbre del alcance de mis errores a la hora de acertar en cómo tratarlo, resolver un conflicto, enfocar sus necesidades sólo hace que aumentar a medida que él crece.
Por suerte, como casi siempre, antes de que esa angustia se me fuera de las manos lo comenté con una de las psicólogas que conozco y me tranquilizó diciéndome 3 cosas:
- Hacer las cosas bien no significa que tengan que ser perfectas, lo bello del ser humano es su imperfección en sí misma.
- Por suerte tu bebé sabrá cuando crezca que no eres perfecta, si no imagínate que frustración sentirá cuando de mayor te tenga como modelo y se dé cuenta que la perfección es imposible de alcanzar.
- La clave no es ser una madre perfecta sino encontrar la madre con la que te sientes a gusto.
No alcancé a entender muy bien el último punto. Le dije que todos «sabemos» qué cualidades tienen las buenas madres, ¿no? Y su respuesta fue: te recomiendo que leas el libro Cómo no ser una madre perfecta.
Su lectura me reveló que no todas las madres podemos ser abnegadas, solícitas y cándidas eternamente.
Tener un recién nacido en brazos hace que el mundo desaparezca a tu alrededor. Tu principal deseo y necesidad es la de cuidarlo, protegerlo, mimarlo y hacerlo feliz. Pero a medida que este bebé crece y se convierte en una pequeña personita, parte de la mujer que eras antes de tenerlo sale a la superficie y reclama su sitio en esta nueva vida.
Cuando esto sucede tienes dos opciones: seguir intentando ser una madre abnegada, solicita y cándida sin sentirte feliz con ello o encontrar el equilibrio entre las necesidades de tu bebé, su crianza y ser tú misma.
Te recomiendo su lectura porque aunque creas que esta lucha interna por lo que deseas como mujer y las necesidades de tu bebé no existe, en algún momento llegará. Poder comprobar que muchas madres se enfrentan a los mismos dilemas que tú y que no hay una manera ideal de afrontarlos relaja y ayuda.
El libro trata de manera desenfadada situaciones en las que una madre puede llegar al colapso, como por ejemplo entretener a un bebé durante las 24 horas de día, escuchar los consejos de todo el menudo sin que nadie escuche tu opinión o las renuncias que has hecho como madre. Además puedes encontrar alguna que otra alternativa a tu forma de hacer que jamás hubieras pensado porque puede resultar algo disparatada y la autora lo expone de manera natural obviando los prejuicios que existen socialmente. Uno de los puntos que más me ha gustado del libro es cuando ella explica cómo a pesar de tener 2 bebés ha viajado por toda Inglaterra y ha acudido a todos los lugares con sus hijos y de qué manera planta cara a todo aquel que le dice que no lo está haciendo bien.
Sinopsis
A partir de la propia experiencia de la autora en la crianza de sus 2 hijos y el fruto de entrevistas a 50 mujeres con un modelo de crianza similar al suyo da como resultado un manual para aquellas madres que no centran su vida en el cuidado del hogar.
El libro está repleto de consejos prácticos y divertidas anécdotas que van desde el embarazo hasta la etapa preescolar, deteniéndose de pasada en temas tales como los celos entre hermanos, las excursiones, las canguros y la profesión de la madre. Libby Purves describe con desenfado cómo hacer trampas o quebrantar abiertamente unas normas sobre maternidad que, de todos modos, nunca sirvieron de gran cosa. Una guía valiosísima para llegar a ser una madre imperfecta y disfrutar siéndolo.
Sobre la autora
Libby Purves es una periodista, escritora y locutora de radio conocida por sus libros sobre la educación y cuidado de los niños. Nacida en Londres en 1950 Libby Purves ha trabajado en la BBC Radio 4 y en la prestigiosa revista británica The Times.
Está casada con el también periodista británico Paul Heiney, con el que ha tenido dos hijos, Nicholas Heiney y Rose Heiney. Nicholas murió a los 23 años. Se ahorcó en la casa familiar tras una grave enfermedad mental.
Cómo no ser una madre perfecta, 1a edición Enero 2010.
Autora: Libby Purves.
Editorial Paidós.
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Información Bitacoras.com
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