La regurgitación es el reflujo simple del alimento que el bebé acaba de ingerir, desde el estómago a la boca, sin que él haga esfuerzo y en pequeña cantidad.
Es un mecanismo de autorregulación mediante el cual el bebé expulsa el exceso de leche. Se reconoce porque todavía no tiene el típico aspecto, similar al requesón, que la leche adquiere cuando ya se ha iniciado el proceso digestivo.
Es un proceso fisiológico normal en los bebés que tiende a disminuir alrededor de los 3-4 meses y desapareciendo por completo al año.
¿Qué causa la regurgitación?
Son varios los motivos por los que se produce la regurgitación:
1. La inmadurez del cárdias (pequeña válvula que separa el esófago del estómago).
2. Estar siempre en posición horizontal, hasta que el bebé consigue sentarse.
3. La alimentación exclusivamente líquida hasta los 4-6 meses, momento en el que se empieza a introducir alimentos en forma de papilla, lo que ayuda a que el contenido gástrico refluya. Normalmente los bebés con lactancia materna tienden menos a regurgitar ya que la leche se digiere mejor y más rápidamente que la artificial.
¿Qué diferencia hay entre regurgitar y vomitar?
Para poder diferenciarlos, saber que el vómito es la expulsión forzada y brusca del contenido gastrointestinal por la boca; implica por tanto, un esfuerzo y suele ser de bastante mayor cantidad que la regurgitación.
La regurgitación y el vómito se diferencian en la fuerza que el bebé realiza, el volumen del contenido que se expulsa, la frecuencia con la que se produce, si se acompaña o no de náuseas y si genera molestias.
En la siguiente tabla se puede obsrvar de una manera gráfica la diferencia entre regurgitación y vómito.
¿Cuándo se vuelve un problema de salud?
Cuando las regurgitaciones son muy abundantes y repetitivas pueden dañar la mucosa del esófago debido al pH ácido del contenido gástrico. El problema entonces se transforma en un reflujo gastroesofágico.
Los signos y síntomas más frecuentes del reflujo son:
– Estancamiento ponderal o escasa ganancia de peso.
– Llanto al regurgitar debido al daño que produce el pH ácido en la mucosa del esofago.
– Tos o problemas respiratorios causados por la aspiración de pequeñas cantidades de leche.
¿Qué podemos hacer para evitar las regurgitaciones?
La prevención, como siempre, es el mejor tratamiento para los problemas de salud que presentan los bebés, en este caso las regurgitaciones.
Podemos actuar en la postura del bebé después de las tomas y en la alimentación.
A nivel postural es acosejable mantener incorporado unos minutos al bebé después de la toma y antes de acostarlo en la cuna, y elevar el cabezal de la cuna unos 30º para evitar que esté totalmente horizontal.
En la alimentación evitar los gases, procurando que el bebé no trague aire mientras come y favorecer su expulsión tras la toma.
¿Qué tratamiento tiene el reflujo gastroesofágico?
Además de la misma precaución que tomaremos con la regurgitación a nivel postural y en la alimentación, es posible que el pediatra indique la administración de un jarabe procinético que estimule el vaciado del estomago y en caso de que el tratamiento farmacológico no resuelva el problema puede ser necesario una intervención quirúrgica.
Si tu bebé es de los que regurgita en alguna toma recuerda que con una elevación del cabezal de la cuna y minimizar la ingesta de aire puedes ayudarle. Es importante que observes que no se produzcan cambios en la conducta de tu bebé después de las tomas como que aparezca llanto inconsolable o tos, que podrían ser síntomas de reflujo; así como realizar las revisiones periódicas con tu pediatra para valorar una ganancia de peso correcta.
Deja una respuesta