Los humanos somos los únicos mamíferos que al nacer dependemos totalmente de un tercero para poder sobrevivir. Es imposible que tu bebé al nacer se mantenga con vida por si solo sin ti u otro adulto.
Con el paso de los años y la evolución de la especie, los humanos pasamos de caminar a cuatro patas a hacerlo sobre dos y así conseguir la bipedestación. Nuestra pelvis se estrechó para aguantar el peso del cuerpo y mantenernos erguidos. Los bebés para nacer y poder pasar por el canal de parto no pueden pasar más de nueve meses en el útero, por lo que nacemos “a medio hacer” o, lo que es lo mismo, nuestra maduración neurológica continua otros nueve meses después de nacer.
Por suerte la naturaleza es sabia y dota a tu bebé de unos reflejos arcaicos o primitivos que le ayudarán a la adaptación de la vida fuera de tu vientre y a sobrevivir a pesar de su inmadurez. Estos reflejos son herencia genética, algunos desaparecerán a los pocos meses de vida y otros se transformarán en habilidades.
La valoración de los reflejos arcaicos ayuda a su pediatra a determinar si existe alguna alteración neurológica en tu bebé. Podrás observar cómo estos reflejos se valoran al nacer y en las visitas sucesivas de seguimiento en la consulta del pediatra.
Entendemos por reflejo la reacción muscular que sucede automáticamente en respuesta a una estimulación concreta.
Los reflejos arcaicos del recién nacido son:
– El reflejo de succión: tu bebé chupa cualquier cosa que se introduzca en la boca, el pezón, la tetina del biberón, el chupete o un dedo. Este reflejo es vital para la alimentación de tu bebé y desaparece alrededor de los 6 meses de vida cuando la succión pasa a ser un acto voluntario.
– El reflejo de búsqueda: aparece si rozas la mejilla o la comisura de los labios de tu bebé, este gira la cabeza en esa dirección buscando alimento. Este reflejo le permite buscar el pezón o la tetina del biberón a pesar de no reconocerlo, desaparece hacia los 4 meses de vida cuando se convierte en habilidad.
– El reflejo del moro: si sujetas la cabeza de tu bebé y poco a poco lo dejas caer sobre una superficie suave unos cuantos centímetros, abrirá los brazos en cruz y luego hará la intención de abrazar. Es posible que tenga esta misma reacción si se produce un ruido fuerte a su lado, un movimiento brusco o se le ilumina con una luz intensa. Este reflejo se considera que es defensivo y desaparece hacia los 4 meses de vida.
– El reflejo de prensión: si estimulas la palma de la mano de tu bebé, este la cerrará con fuerza. Lo mismo ocurre con la planta del pie, al ser estimulada tu bebé recogerá los dedos hacia abajo, flexionándolos. Este reflejo permite a tu bebé sujetarse de manera involuntario (como hacen los primates) y desaparece en las manos hacia los 6 meses y en los pies hacia el año de vida.
– El reflejo de marcha automática: si sujetas a tu bebé por las axilas y sus pies tocan una superficie dura se enderezará e intentará caminar, si además le colocas delante un obstáculo intentará subirlo. Este reflejo desaparece a los 2 meses de vida.
– El reflejo de arrastre o de reptación: si colocas a tu bebé boca a bajo intenta avanzar arrastrándose. Si te lo colocan nada más nacer sobre tu pecho reptará hasta el pezón en busca de alimento. Este reflejo desparece hacia los 3 meses de vida.
Muchas gracias por esta info! Concisa y muy útil. Saludos de un estudiante de Medicina de la UNR en apuros