Cuando estás felizmente embarazada esperando la llegada de tu bebé lo último que imaginas es que tras dar a luz puedes padecer una depresión posparto.
Es habitual escuchar durante el embarazo que una vez nazca el bebé la vida ya no será como antes. El cansancio y la falta de tiempo serán tus compañeros, pero que tranquila sostener a tu hijo en brazos y sentirlo hace que todo merezca la pena. Con frecuencia la fantasía idílica que se muestra en los medios de comunicación de lo que significa criar a un recién nacido hace que muchas mujeres se sientan decepcionadas ante su vivencia de la maternidad. Además es fácil que se sientan desconcertadas ante la falta del falso enamoramiento instantáneo que supuestamente toda madre siente hacia su bebé nada más verlo. Así que no es de extrañar que la gran mayoría de mujeres que presentan una despresión posparto no sean diagnosticas, ni tratadas. El resultado es que estas madres acaban sobreviviendo a la depresión posparto en soledad y sin ayuda.
Los trastornos mentales en el embarazo y el puerperio son bastante frecuentes y generan un enorme sufrimiento en la madre. Estos trastornos acaban derivando en una alteración del desarrollo de los bebés.
Además hay estudios que demuestran una clara relación entre la depresión posparto y la depresión infantil.
Por eso es importante conocer las señales de alarma que pueden indicar que tú misma o tu pareja padece una depresión posparto. Tener información sobre este tipo de trastornos es fundamental para saber cómo y a quién pedir ayuda.
¿Qué es la depresión posparto?
La depresión es es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de algunas semanas o más. En el caso de la depresión posparto puede aparecer desde el momento de dar a luz hasta el primer año de vida del bebé.
La depresión posparto es la enfermedad psiquiátrica más frecuente en el puerperio. Afecta a 1 de cada 8 mujeres (13% de las embarazadas).
Los sentimientos de melancolía, ansiedad, tristeza, cansancio o mal humor son frecuentes en cualquier mujer que acabe de parir y esté cuidando de un recién nacido. En el caso de la depresión posparto el problema es que estos sentimientos son más intensos, graves y duraderos en el tiempo. Teniendo un efecto negativo en el vínculo madre-hijo, el desarrollo neurocognitivo del bebé y puede incapacitar a la mujer para cuidarse a si misma y al bebé.
Síntomas que deben disparar las alarmas
Los síntomas típicos de la depresión posparto son:
- Ánimo bajo.
- Pérdida de la capacidad de disfrute.
- Ansiedad.
Pero además una madre que este inmersa en una despresión durante el puerperio puede tener dificultad para relacionarse con su bebé y el entorno. La sensación de aislamiento se apodera de ella y siente que no cuenta con nadie para que la ayude en la dura tarea que puede ser cuidar a un bebé. Con frecuencia teme expresar sus sentimientos por miedo a que la juzguen y cataloguen de mala madre. Además si tiene el valor de contarlo a las personas de su confianza es posible que se sienta incomprendida si le restan importancia a lo que está sintiendo. Todo ello se concentra en un gran sentimiento de fracaso e incompetencia que puede acabar en casos extremos con deseos de muerte.
Las madres con depresión posparto padecen con frecuencia insomnio. La gran diferencia con la falta de sueño que presenta cualquier madre sólo por el hecho de despertares frecuentes por tomas o cólicos es la incapacidad para conciliar el sueño cuando el bebé descansa. El insomnio empeora las preocupaciones de la madre haciendo que se vuelvan obsesivas, sobre todo las relacionadas con la salud del bebé.
Esa obsesión por la salud del bebé es una señal de alarma que suele alertar a los pediatras de que la madre del bebé al que atiende puede padecer una depresión posparto. Se manifiesta por las visitas de repetición en la consulta o el servicio de urgencias sin que el bebé tenga un problemas de salud.
Factores de riesgo
Se desconoce la causa concreta de padecer una depresión posparto. Se cree que influyen los cambios hormonales y físicos después del parto. Es importante estudiar problemas del tiroides y anemias para descartar causas físicas que agraben las dificultades emocionales normales de un puerperio.
Hay algunos factores de riesgo que pueden predisponer a la mujer a padecer un trastorno mental durante y después del embarazo:
- Antecedentes de depresión: tener tendencia a padecer este tipo de dolencias puede hacer que sea más fácil que los cambios anímicos que se viven durante el inicio de la maternidad no se gestionen con éxito.
- Si el bebé que se espera es fruto de un embarazo no deseado favorece que la mujer tenga mayores problemas para enfrentarse al reto emocional que supone la crianza de un bebé.
- Un entorno familiar o social problemático con conflictos relacionales o económicos aumenta los sentimientos de soledad, aislamiento e incompetencia.
- Los factores estresores habituales del embarazo y las complicaciones obstétricas pueden hacer que la mujer se encuentre emocionalmente débil para enfrentarse a los cambios que suceden después del parto y la labor de crianza.
Los cuadros de depresión posparto se pueden ver agrabados si la madre se enfrenta a la maternidad con poco o ningún apoyo familiar, soledad social o tiene un bebé muy irritable y demandante.
El destete: el gran handicap de la depresión posparto
Las madres con depresión posparto han sido llamadas también las «madres sonrientes». Esto es debido a que son mujeres que intentan ocultar sus sentimientos y pensamientos tras una gran sonrisa. Esta actitud satisface a su entorno y de esta manera ellas evitan sentirse juzgadas por ser «malas madres».
Es habitual que las madres con depresión desteten de manera precoz a su bebé. En ocasiones es un destete voluntario por no creerse capaz de alimentar a su bebé, pero hay otras veces que es por indicación médica para tratamiento farmacológico.
Este destete lo único que consigue es empeorar los síntomas y mermar aún más el vínculo madre-hijo.
Recomendaciones terapéuticas:
Es fundamental si piensas que puedes tú misma o tu pareja tiene una depresión posparto que solicites una valoración médica completa, que incluya análisis de sangre para descartar causa orgánica y una valoración psiquiátrica.
Para poder comprender mejor lo que está pasando y cómo superarlo será básica una psicoeducación, basada en las características de este tipo de trastornos y desculpabilice a la madre por sentirse así.
Uno de los objetivos de la terapia es favorecer el vínculo materno y dar un gran reconocimiento explícito a la madre por amamantar con éxito a su bebé. A no ser que sea incompatible animar siempre a la madre a continuar con la lactancia materna si ese es su deseo.
Si la depresión impide a la madre autocuidarse o cuidar de su bebé se recomienda el acompañamiento permamente, así como apoyo en las tareas domésticas.
La terapia interpersonal o grupal es una vía de tratamiento que junto con el resto de medidas terapéuticas ayudarán a que la madre supere la depresión.
Por último los grupos de apoyo de madre o lactancia brindan la oportunidad a estas madres de sentirse reconocidas, acompañadas, respetadas y comprendidas. Esto es justamente lo que les falta a la gran mayoría de mujeres que padecen una depresión posparto, con lo que la asistencia a este tipo de grupos podría considerarse también una medida de prevención.
No se debe olvidar que cualquier mujer que pase por la experiencia del embarazo, parto y puerperio está expuesta a padecer una depresión posparto. Es necesario el reconocimiento científico, médico y social de este tipo de trastornos para que estas mujeres reciban el apoyo necesario durante su inicio en la maternidad. Compartir con las madres de nuestra comunidad lo que nos sucede tras convertirnos en madre ayuda a las mujeres a asimilar y superar los cambios y dificultades que presenta la crianza.
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