La motricidad, como ya hemos mencionado en otras ocasiones, consiste en movimientos voluntarios del bebé coordinados por el cerebro y el sistema nervioso.
La motricidad fina es la coordinación de músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos. Las habilidades que se desarrollan van desde coger un juguete a trazar líneas en un papel.
Movimientos pequeños en cuerpos pequeños
Estas habilidades son más difíciles de dominar por el bebé que las de motricidad gruesa, ya que la mayoría implican movimientos pequeños de los brazos, las manos y los dedos que exigen coordinación de grupos musculares más complejos.
La motricidad fina se inicia con la prensión hasta el primer año, para continuar con la manipulación de objetos.
La prensión, como toma de objetos de manera adaptativa y consciente, está precedida del dominio óculo-manual (binomio ojo-mano) y sigue un sentido próximo-distal.
Aprender imitando
Adquirir habilidades en la motricidad fina permite al bebé la experimentación y el aprendizaje sobre su entorno y, como consecuencia, el desarrollo de la inteligencia.
El nivel de control de la motricidad fina se desarrolla con el tiempo al practicar y al enseñarles. Para tener control de la motricidad fina, los bebés necesitan:
– fuerza muscular.
– sensibilidad.
– coordinación.
Evolución motricidad fina
– De 0 a 2 meses: el reflejo de prensión está presente desde el nacimiento, los bebés aprietan la mano si se les roza. Hacia el final de los dos meses tu bebé descubrirá sus manos y podrás sorprenderlo mirándoselas una y otra vez.
– De 2 a 4 meses: se inicia la coordinación mano-ojo y con ella una etapa de ensayo-error al ver los objetos e intentar agarrarlos con las manos.
– De 4 a 5 meses: el bebé alcanza uno de los grandes hitos de la motricidad fina, es capaz de coger un objeto cercano sin necesidad de mirar sus manos previamente. Inicia la exploración de todo lo que cae en sus manos a través de la boca.
– De 6 a 9 meses: el bebé ya sostiene con soltura objetos en sus manos, es capaz de cambiar el objeto de una mano a la otra, golpea los objetos entre si y hace «palmitas».
– De 9 a 12 meses: observa los objetos antes de cogerlos, utiliza toda la mano y es capaz de empujar con el dedo indice.
– De 12 a 15 meses: se produce el mayor logro en la motricidad fina hacer la pinza, que consiste en poder coger objetos entre el dedo índice y pulgar, lo que permite pellizcar y separar las piezas pequeñas de las grandes.
– A partir de los 15 meses y hasta los 3 años el bebé aprenderá movimientos más complejos gracias a la prensión madura, que le permite coger objetos grandes con firmeza y objetos pequeños con precisión. Por ejemplo: pasar las páginas de un libro, construir una torre de cubos, abrir cajones, tirar de un muñeco con cuerda,…
Recuerda que cada bebé tiene su propio ritmo, aunque es importante estimular y enseñar a tu bebé cómo puede desarrollar estas habilidades; sobretodo a través del juego y la experimentación.
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