Cuando nace un bebé todos tenemos claro que la madre es fundamental para su cuidado y desarrollo, el vínculo entre ambos se empezó a formar hace 9 meses y desde el momento en el que están piel con piel se intensifica.
¿Pero qué ocurre contigo, el padre? En el mejor de los casos te habrás implicado durante el embarazo acompañando a la madre a los controles médicos, habrás visto a tu bebé en las ecografías o sentido las patadas a través de la barriga. El vínculo entre tú y el bebé es más difícil de crear, normalmente las primeras horas e incluso días de vida son desconcertantes, las emociones y sentimientos se amontonan. Esto añade presión a lo que se espera de ti como padre en esos momentos.
En las primeras semanas de vida de tu bebé tu figura como padre es importantísima para mantener el equilibrio emocional de la familia. Dependiendo de la actitud que mantengas ante tu bebé y la madre la adaptación a la nueva situación familiar será más fácil. Una actitud tranquila, buena disposición para hacer frente a la parte cotidiana y práctica del día a día ayudará a superar el caos sobretodo del primer mes.
Poco a poco debes encontrar tu sitio en la relación indivisible madre-hijo. Participar en el cuidado de tu bebé junto con la madre y compartir cada experiencia nueva en familia ayudará a que también el bebé -cuando llegue el momento- sepa diferenciarse de la madre y encontrar su propio yo.
No es fácil tener el papel de sostener a la madre para que esta pueda sostener al bebé. Aportar seguridad al bebé mediante la protección del nuevo núcleo familiar es una tarea que te generará estrés y seguramente haga que necesites de apoyo externo. Aquí adquiere relevancia la familia extensa o incluso los amigos.
Aunque la madre dé el pecho no significa que tú no puedas formar parte de la alimentación de tu bebé. Ayudar a la madre a encontrar una postura cómoda, coger al bebé de la cuna cuando llora por hambre y colocarlo en el regazo de la madre, ayudarlo a expulsar los gases después de tomar el pecho o cambiar el pañal hará que el vínculo padre-hijo entre tú y tu bebé se forme desde muy temprano.
Otro momento muy bonito y que ayuda a fomentar el vínculo padre-hijo es el del baño. Reservar un ratito a lo largo del día para bañar a tu bebé en familia, jugar con él en el agua, aplicarle crema hidratante o realizarle tú el masaje es otra de las actividades que os unirá.
El juego es el mejor vehículo con el que acercarte a tu bebé. Los primeros meses lo harás de manera suave y cariñosa y a medida que crezca, como padre encontrarás una forma diferente de juego a la de la madre. Esto brindará a tu bebé de nuevas herramientas y recursos para adaptarse a diferentes modalidades de aproximación, códigos de comunicación y particularidades de cada género.
Si durante los primeros días te sientes extraño o no sabes cómo actuar no dudes en preguntarle a la mamá qué es lo que necesita y de qué forma puedes serle útil. Esto te ayudará a desarrollar tu rol como compañero y papá haciendo que te sientas mucho más cómodo y poco a poco fortalezcas el vínculo padre-hijo.
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