El vínculo es el lazo que se estable entre un recién nacido y su madre. Cumple la función biológica de promover la protección, la supervivencia y en última instancia la replicación.
Este vínculo se forma a través del sistema de apego, que funciona con el fin de mantener la proximidad física entre el bebé y su madre, con la instintiva esperanza de evitar los elementos externos que producen estrés al bebé.
Cuando el bebé se siente tranquilo, protegido y no hay nada que le comporte disconfort el sistema de apego funciona continuamente. Se encarga de monitorizar la presencia y disponibilidad tanto física como psicológica de la madre (o figura de apego). La separación de la madre y el bebé desencadena en una respuesta instantánea en el bebé que reclama la presencia de su madre. Siempre pensamos que este reclamo se produce mediante el llanto, pero tanto poder de atracción tiene para una madre oír llorar a su bebé como verle sonreír.
De manera natural y prácticamente instintiva la madre desea interactuar en todo momento con su bebé, desde el momento del parto con el contacto piel con piel y en postparto cara a cara. [Leer más…]